Marruecos es uno de esos destinos que tiene de todo. Buenas olas y una cultura diferente que disfrutar.
Tras varios días surfeando por el sur de Marruecos, dedicamos una mañana a visitar un colegio y repartir algunos juguetes, ropa y chucherías que habíamos llevado para los niños más necesitados. A pesar de la pobreza, los niños no renuncian a ser felices y la hospitalidad de este rincón de África es una de sus mejores cualidades.
La maestra de esta escuela nos mostró las pericias que, a diario, tiene que realizar para transformar su casa en el colegio del pueblo. También nos enseñó los métodos y los materiales que dispone.
Pese al tiempo veraniego que disfrutamos, los días de olas que nos cuadraron y la comida; nos quedamos con esos momentos en los que los niños nos recordaron que no solo las olas...
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